Viviendas obreras de Gijón

Por fuera y por dentro: habitaciones oscuras, muchas veces sin ventanas, aire viciado y dimensiones mínimas que en ocasiones aparentaban ser aún más reducidas al tener que dedicar la mínima cocina para dormitorio.

Algunas de las primeras ciudadelas no tenían ni siquiera un excusado común.

Otra característica de las ciudadelas gijonesas era que ninguna de ellas daba directamente a la calle: a algunas de ellas se entraba por un pasadizo o callejón y otras estaban ocultas tras una casa tapón, pero todas estaban ocultas a las miradas desde la calle principal.

Pero hay casos de dueños más pobres que incluso habitaban en la propia ciudadela.

Esta última parece ser la segunda más antigua de las que se tiene noticia citada como tal ciudadela.

La de Evaristo Moré, del año 1871, es la que se suele considerar como la primera ciudadela gijonesa.

Vista de la Ciudadela de Celestino Solar en los años 70 del siglo XX .
Ciudadela de Garcilaso de la Vega.
Patio de Tejedor, El Cerillero.