Thomas Cole había visitado este lugar por primera vez en el año 1826, interesado tanto por su pintoresco entorno como por sus evocaciones literarias e históricas.
Otros pintores de la Hudson River School que habían representado este lago fueron Asher Brown Durand en 1860, Jasper Francis Cropsey en 1865 circa y Martin Johnson Heade en 1862.
Como señaló en 1867 su contemporáneo, el ensayista Henry Theodore Tuckerman, Kensett pintó esta pintura "con la misma minuciosidad que los antiguos pintores flamencos".
[3] Aunque John F. Kensett es notable por sus celajes luminosos y por sus aguas tranquilas, en esta obra trabajó con pinceladas cortas.
Kensett consigue representar los detalles topográficos con un logrado sentido atmosférico, con nubes oscuros sobre el horizonte, y con las hojas del otoño agitadas por un fuerte viento.