El joven piloto interrogó a todos los oficiales de la base rogándoles que le confiaran el secreto.
Pues bien -le contestó entonces en tono muy confidencial-, nuestro lema es "Vista, suerte y al toro".
[1] Aquella noche, el piloto en cuestión vino a mí con una expresión radiante en la cara, exclamando: "volaré con usted; ya conozco su lema".
Le pregunté cuál era, y al decírmelo me gustó tanto, que no sólo le acepté como piloto de mi escuadrilla, sino que también adopté aquella frase como lema de ella.
Era una frase usada por los toreros al entrar en el ruedo a afrontar la inseguridad de su suerte.