Visita de Richard Nixon a la República Popular China en 1972

Entre el público estadounidense la visita se convirtió en una metáfora para una acción inesperada o no característica de un político.[1]​ Después de la Segunda Guerra Mundial, los estadounidenses vieron cómo las relaciones entre Estados Unidos y la Unión Soviética se deterioraban: el gobierno soviético consolidaba Estados títeres comunistas en Europa Oriental y China se decantaba por el comunismo desde 1949, recién comenzada la Guerra Fría.UU., lo cual había dado lugar a la "cacería de brujas" del senador estadounidense Joseph McCarthy contra supuestos "espías comunistas" infiltrados en medios académicos, artísticos, sindicatos, o en la diplomacia.[2]​ La Ruptura sino-soviética de 1960-1962 había modificado la situación al respecto pues la República Popular China no sólo rechazaba la tutela ideológica soviética sino que insistía en presentarse como "verdadero Estado marxista" y negaba tal calidad a la URSS, deviniendo en una lucha ideológica de ambas potencias que se extendió a movimientos comunistas de todo el planeta, ahora divididos en tendencias "pro-soviéticas" o "pro-chinas" del marxismo leninismo.Para evitar dejar en vergüenza a Rogers, Lord fue recortado de las fotografías oficiales del encuentro;[3]​ aunque Nixon estuvo una semana en China, esa fue la única ocasión en la que se reunió con Mao.En el comunicado, ambas naciones prometen trabajar para una "normalización completa" de sus relaciones diplomáticas, lo cual se logró en 1977.UU. dejaron de reconocer a la República de China y establecieron relaciones diplomáticas plenas con la RPC, aunque manteniendo una ambigüedad política al respecto en tanto fuertes vínculos militares y económicos entre EE. UU.
El presidente de Estados Unidos, Richard Nixon, saluda al primer ministro de China, Zhou Enlai
Richard Nixon y Zhou Enlai hablando en un banquete.
Pat Nixon en la República Popular China