Las hermanas dominicas descubrieron la imagen destrozada en la portería del convento, donde se había ubicado temporalmente.
La imagen de la virgen quedó quemada pero el niño Dios que cargaba no sufrió ningún daño y las monjas tampoco sufrieron daño.
Agradecidas por este hecho, las monjas celebraron la imagen con alabanzas y misas y devolviendo la imagen a su lugar adentro de la iglesia.
Todos ellos dejaron testimonio de este hecho milagroso, pero lamentablemente, estos documentos se perdieron durante la Guerra de Reforma.
Según la tradición popular se le pide a ella para encontrar empleo.