Santuario de la Virgen de Vallivana

Se dice que es un regalo del Apóstol San Jaime (Apóstol Santiago), que al venir a evangelizar a los españoles, desembarcó en Los Alfaques (Tarragona) y antes de pasar a Valencia «quiso venir a nuestra Bisgargis (Morella) y como en el barranco de Vallivana se hallare un templo consagrado a los dioses de la gentilidad Júpiter y Diana, derrocó los falsos simulacros y dejó la imagen de María para recuerdo de su Misión».

La sorpresa culminó en asombro al advertir que la lucecilla alumbraba una preciosa imagen de la Santísima Virgen...

Bajo la preciosa efigie había plegado un pergamino... del cual no hubieron cuenta los indoctos».

[2]​ Los Gozos dedicados a la Virgen de Vallivana también cantan este hecho.

La escultura, revestida ya desde principios del siglo XVIII por vestido de forma triangular ricamente bordado, viste túnica blanca, ceñida por cordón del mismo color y cubierta por manto azul oscuro, salpicado de círculos amarillos, no dejando al descubierto más que las afiladas y airosas puntas de los escarpines que calza.

Su faz, dulce y graciosa, muestra una ligera hinchazón en la mejilla derecha.

Posa la mano derecha sobre el pecho de la Virgen y con la izquierda sostiene el globo.

Consta también que la antigua ermita estaba al cuidado de Bartolomé Balaguer.

Aquel mismo año de 1428, comenzaron las obras que no acabaron hasta 1436.

Estuvo abierta al culta hasta que se bendijo la actual, quedando entonces relegada para casa hospedería primero y más tarde para cuartel de la Guardia Civil.

En la visita que el obispo Camacho hizo a la Arciprestal aquel mismo año, acusó a los regidores de poca actividad y les encargó que cuanto antes trasladasen la imagen de María Santísima al nuevo templo.

Miguel Climent, maestro de obras, pudo colocar la primera piedra y ver acabado el templo.

La fachada del templo actual está formada por un campanario cuadrado y un templete corintio, con columnas salomónicas que sostienen un frontón triangular, con estatua de la Virgen y el escudo de Morella, todo labrado en piedra.

En las capillas laterales había cuatro altares, platerescos unos, barrocos los otros (desaparecidos en 1936) que ostentaban en el centro de los arcos los escudos de las familias morellanas que los donaron y sobre los cuales ejercieron su patronazgo: los Beneyto, Creixell, Segura y La Figuera.

Se perdieron también las pinturas que exornaban las paredes firmadas por pintores morellanos: Joaquín Oliet, los Cruella, padre e hijo, etc.[2]​ Aunque no tengamos noticia exacta de su inicio es de suponer que se instalaría en los primeros tiempos que se levantó la primitiva iglesia, téngase en cuenta que el Papa Luna y San Vicente Ferrer ya se hospedaron en su recinto en 1414 y 1410.

Actualmente se encuentra adosada a la iglesia y es una mansión gótica del siglo XV, con varios detalles de su estilo.

Roma dio luz verde a la coronación, después de estudiar la documentación enviada durante unos siete años.

En aquel entonces, únicamente las vírgenes de Montserrat, la Merced y Begoña, a nivel nacional, estaban coronadas.

Roma tomó la determinación por la antigüedad de la imagen, por la devoción a ella y por los hechos que se le atribuían.

Pero Morella se hallaba en posesión del ermitorio desde hacía dos siglos y los pretendidos derechos de Catí habían prescrito.

Como agradecimiento, se decidió construirle una ermita y nombrarla patrona de Picassent”.

Montes de Vallivana
Vitral con la imagen de la virgen de Vallivana presente en la Parroquia de San José de Jatibonico y Arroyo Blanco , en Cuba
La Vallivana
Santuario de la Vallivana (Morella).