La devoción a la Virgen de Monte-Sión viene dada por un milagro popularmente conocido.
En el año 1755 tuvo lugar un temporal de unas condiciones climatológicas antes nunca vistas, cerrándose el cielo completamente y acompañado de un viento descomunal que provocó grandes destrozos, incluso llegó a derribar casas, árboles, etc. Se llegó a pensar que era el "fin del mundo".Cuenta la secular crónica, como los lucainenses angustiados ante inhóspita situación, fueron a la Iglesia y decidieron sacar a la Virgen improvisando una procesión y al punto que cuando la Sagrada Imagen asomó por el dintel de la puerta del Templo, comenzó a despejarse el cielo y la Santísima Virgen María disipó el peligro que castigaba con dureza a su pueblo.
Durante la Guerra civil española, fueron quemadas todas las imágenes que recibían culto en la Iglesia, perdiéndose así la imagen de la Patrona.
Excepto la imagen de Santa Ana que pudo salvarse.
Ya que, la escondieron en una cueva del pueblo y siendo posteriormente repuesta al culto en la Iglesia una vez finalizada esta guerra, conservándose hasta a día de hoy.
Esto se debe a que coincidió con las fiestas patronales en honor de nuestro Patrón San Sebastián.
Mariana Ferre López fueron dos grandes promotoras e incansables trabajadoras para hacer realidad este bendito sueño de todo un pueblo.
A las 12.00 h. es el Rezo del Ángelus y seguidamente la Exaltación de la Virgen.
El momento más emotivo y señalado es la ofrenda floral de las refajonas a la Virgen.
Numerosas lluvias de pétalos lanzadas por sus devotos desde los balcones la acompañan durante todo el recorrido.