Según la tradición, durante una estancia en Palencia del obispo de Astorga, Santo Toribio, se produjo una sequía que duró siete años.
El Santo les contestó:[1] Los campesinos siguieron las instrucciones del obispo y la lluvia volvió a la comarca.
La primera noticia histórica sobre la peregrinación a Astorga, aparte de la citada tradición, se remonta a 1557, tal y como consta en el Archivo del Cabildo de Astorga.
[3] Pasados los nueve días, el Cabildo y la ciudad despiden a la imagen, dirigiéndose la comitiva de nuevo hacia el Santuario, en torno al cual se instalan casetas y tenderetes.
Al avistarse los primeros pendones, miles de personas se juntan en la subida al Santuario, momento en el cual los mozos muestran sus habilidades con los mismos.