También en este pueblo de Villalís, los romanos grabaron siete lápidas datadas en el siglo II.
Estas lápidas romanas fueron colocadas, al ser construida la iglesia en el siglo XIII, en sus muros exteriores.
Fruto de esa reorganización es la aparición del primer procurotor metollorum y otros posteriores que aparecen en sendas inscripciones en este pueblo de Villalís fechadas en los años 163, 165 y 167.
El retablo ocupa todo el testero de la capilla mayor, se adapta a la planimetría del muro y está compuesto por banco, gran cuerpo único, ático y tres calles.
Su cuerpo principal está formado por ocho columnas pareadas de capiteles corintios.
Ambas fiestas suelen celebrarse el fin de semana posterior a dicha fecha.