Las primeras rogativas se hacen en el siglo XVII, llegando la costumbre hasta nuestros días.
La imagen se presenta como una virgen de gloria, con atributos que aparecen en el capítulo 11 del Apocalipsis.
Con el paso de los años, fue adaptada a los gustos dieciochescos, para vestirla.
Esto supuso la retirada de la mano derecha, que se sustituyó por otra para sostener el cetro.
Sobre la imagen original se monta un nuevo busto, con brazos articulados, probable obra del escultor madrileño Ramón María García.