Violencia filio-parental

Además, la violencia debe ir dirigida contra los padres o aquellas figuras parentales que les sustituyan: tutores, educadores, etc.El nuevo perfil se refiere a las agresiones ejercidas por niños, adolescentes y jóvenes aparentemente normalizados[3]​ que proceden de cualquier estrato social, con conductas violentas más o menos extendidas, que incluyen siempre el ámbito familiar y, con mucha frecuencia, se reducen a este contexto.El espectro de edades de los agresores es amplio, aunque es más frecuente en la adolescencia y no es extraño que se trate de chicos y chicas que no sólo no son agresivos fuera de casa, sino que, incluso, en otros contextos presentan conductas sobre-adaptadas.[4]​ La VFP se produce, generalmente, en escalada: comienza habitualmente con descalificaciones e insultos que derivan en amenazas – incluyendo la ruptura de objetos – y finaliza con agresiones físicas de índole cada vez más grave.Otros cambios sociales, que se producen en paralelo, aumentan la dificultad de progenitores y educadores para mantener su autoridad: Diversos autores (Peek et al, 1985; Gallagher,2004) han tratado de correlacionar los estilos educativos con la VFP; Pereira, R & Bertino, L. (2010) suman a esta clara correlación, las diferencias que habría entre el nuevo perfil y el tradicional: Las variables individuales asociadas con los agresores en la VFP son: baja autoestima, egocentrismo, impulsividad y ausencia o disminución de la capacidad empática.Según Harbin y Madden (1979), los ataques de los niños contra sus progenitores se producen porque hay un desacuerdo entre ambas partes, es decir, los padres hacen algo que altera al joven agresor.