Violencia doméstica contra el varón

La violencia doméstica contra el varón o violencia intrafamiliar contra los hombres es un concepto utilizado para referirse a la violencia ejercida en el terreno de la convivencia familiar o asimilada por parte de la pareja del varón; comprende todos aquellos actos violentos, desde el empleo de la fuerza física, hasta el hostigamiento, acoso psicológico o la intimidación.

[27]​ La mayor revisión de estudios realizada hasta la fecha (con 1700 artículos científicos incluidos) indica una prevalencia comparable entre ambos sexos.

En otras palabras, puede estar dándose el caso donde los varones, ante la misma situación vivida, tienen menor probabilidad de identificarla como violencia y buscar ayuda.

Respecto a los asesinatos perpetrados por mujeres entre 1976 y 1987 en dicho país, se estima que un 31,4% fueron realizados contra su pareja o expareja —aunque aquí debiera incluirse el porcentaje de asesinatos provocados en la llamada «legítima defensa», en los cuales generalmente suelen haber casos de violencia contra la mujer—.

[42]​ Se ha dado incluso que mujeres periodistas o cantantes han golpeado a sus parejas varones.

[43]​ La prevalencia y frecuencia ha generado innumerables debates, con diferentes estudios que arriban a conclusiones distintas para diferentes naciones, y muchos países que carecen totalmente de datos.

[44]​ Desde esta perspectiva y, en el marco de parejas heterosexuales, la violencia femenina sería socialmente menos reconocida que la masculina,[45]​[26]​[46]​[47]​[48]​[49]​ y en ciertos casos, negada por los varones quienes no aceptan que son víctimas.

[52]​[53]​[54]​ Sin embargo, también podrían encontrarse aquellas causales explicativas clásicas de la violencia, tales como el haber experimentado este problema durante la niñez y adolescencia,[55]​ la edad,[56]​ bajo nivel educacional[57]​ y consumo de sustancias ilícitas.

[60]​[61]​ En algunos hombres, este comportamiento evasivo podría estar justificado por el temor a sentirse ridiculizados por sus amistades o compañeros de trabajo, o simplemente por retraimiento ante sus semejantes, mientras que vistos por las mujeres, al contrario, suelen asociar al hombre en algunos casos como unas verdadera víctima, necesitada de ayuda y relativamente «buena persona» al abandonar el machismo y actuar de manera sumisa ante la violencia que sufren.

Una revisión de 2008 publicada en la revista Violence and Victims encontró que aunque la violencia situacional menos grave o el altercado eran iguales para ambos sexos, los hombres perpetraban abusos más graves y violentos.

[74]​ Los investigadores también han encontrado diferentes resultados en hombres y mujeres en respuesta a la violencia de pareja.

(Coyle, 2001) de víctimas asesinadas por parejas y padres íntimos en todo Canadá (AuCoin, 2005; Ogrodnik, 2006).

[90]​] De este modo, los hombres temen que si reportan los hechos a la policía, se les presumirá como los agresores, y serán arrestados.

En cambio, cuando un varón llamaba, en ningún caso (0%) se les requería a las mujeres abandonar el hogar.

Cuando una mujer llamaba a las fuerzas policiales, el varón fue amenazado con ser arrestado en algún momento posterior en un 10,7% de los casos; cuando un hombre llamaba, la mujer fue amenazada con el arresto en una fecha posterior en un 0% de los casos.

[94]​ Estadísticas indican que el sub-reporte es un problema inherente a la violencia de pareja, si importar el sexo.

[115]​ En otro estudio, utilizando una muestra de cincuenta y dos estudiantes universitarios canadienses, Steinmetz halló que los hombres perpetraban violencia de pareja a razón del 23% y las mujeres a razón del 21%.

[116]​ En un tercer estudio, utilizando una muestra al azar de noventa y cuatro personas, Steinmetz encontró que los varones perpetraban violencia de pareja a una tasa del 32% y las mujeres a una del 28%.

Los hombres que golpean a sus esposas, que usan abuso emocional y chantaje para controlar a sus esposas, y luego son golpeados o incluso lastimados, no pueden considerarse hombres maltratados.

Un hombre maltratado es aquel que es físicamente herido por una esposa o pareja y no la ha golpeado ni provocado psicológicamente».

Por ejemplo, David Finkelhor arguye que la metodología de Steinmetz fue inaceptablemente acientífica.

[124]​[125]​ Juan Carlos Ramírez sostiene que dado el modelo socialmente aceptado de la feminidad como sumisa, pasiva y abnegada, cualquier comportamiento que no sigue este estereotipo será percibido de manera exagerada como anormal y violento.

Así, las mujeres serán percibidas como desproporcionadamente agresivas incluso cuando solo se estén defendiendo a sí mismas.

El desglose de las razones tenía como la más frecuente «mi pareja no era sensible a mis necesidades» (46%).

El primer refugio para víctimas masculinas abusadas, Men's Aid NI abrió a principios del año 2013.

Puede producirse en relaciones heterosexuales y del mismo sexo y, como en el abuso doméstico contra mujeres, puede permanecer mucho tiempo sin ser denunciado»[101]​ En los Estados Unidos, el Proyecto de Abuso Doméstico (Domestic Abuse Project DAP), del condado de Delaware en Pensilvania, ha hecho campaña para asistir a las víctimas de ambos sexos por muchos años.

LA Directora Ejecutiva del DAP, Rita Connolly, ha comentado «es duro para un varón incorporarse.

Habitualmente lo hacen para conseguir que una abusadora femenina deje el hogar, en búsqueda del bienestar de los niños»".

Los hombres golpeados por sus esposas eran vistos como «tan poco varoniles que no merecían el cuidado o la protección de la sociedad».

[148]​ Sin embargo, a principios del siglo XX, los jueces aplicaban castigos más severos a las mujeres que ejercían violencia física contra sus maridos con la esperanza de disuadir lo que se percibía como un «resultado desfavorable del movimiento por los derechos de las mujeres».

Pintura bengalí: Mujer golpeando a un hombre con la escoba (1875).
"Mujer golpeando a su marido"; grabado del siglo XVI de Alberto Durero .