Las personas lesbianas, gays, bisexuales y transexuales (LGBT) con frecuencia experimentan violencia dirigida a su sexualidad o identidad de género.
[1][2] Esta violencia puede ser ejercida por el Estado, como en el caso de las leyes que castigan los actos homosexuales, o por individuos.
Los factores que influyen pueden ser las costumbres y los prejuicios culturales, religiosos o políticos.
Esta violencia suele estar asociada a la condena religiosa de la homosexualidad o a actitudes sociales conservadoras que presentan la homosexualidad como una enfermedad o un defecto de carácter.
Durante la época medieval y principios de la moderna, la pena por sodomía solía ser la muerte.