Fue allí donde Retógenes el Caraunio, reclutó a 400 jóvenes para luchar contra Escipión, durante el asedio de Numancia.
Fue en el pico de la Traición, donde fueron entregados y les cortaron la mano derecha, logrando así asestar dos golpes a sus habitantes: el primero físico, dejando inútil a la población trabajadora, y el segundo moral, impidiendo a los guerreros morir honorablemente en el campo de batalla puesto que no podían empuñar armas.
Son las fiestas de invierno, y es costumbre repartir entre todos los asistentes una pequeña hogaza que lleva grabada la efigie del Santo.
Comienza con una misa y procesión por todo el pueblo con el volteo de las campanas.
Por la noche, se celebra una cena popular en la plaza, y posteriormente hay orquesta para amenizar lo que significa para muchos el fin del verano.
La torre es de sección cuadrada y posee tres cuerpos.
El campanario, de mediados del siglo XVI, muestra arcos ciegos y columnas adosadas que decoran sus ángulos.