Por su porcentaje moderado de alcohol, es un vino frutado, fácil de beber, muy utilizado como aperitivo o acompañando platos ligeros, como pescados, mariscos, ensaladas, carnes blancas e incluso sushi o sashimi.
La producción se extiende desde el valle de Cambra ubicado al sur del río Duero, hasta las lindes con el río Miño que forma frontera con España, en un total de 48 municipios.
Este vino se ha elaborado de forma tradicional a escala doméstica.
El vino sufre una pequeña fermentación maloláctica que le hace tener unas trazas de gas carbónico en la botella (aguja).
Las castas más utilizadas para vinos blancos son las de albariño, loureira, arinto, aveso y treixadura.