El descubrimiento del yacimiento se produjo de manera fortuita al encontrase restos de mosaicos y cerámica al trabajar con una excavadora para nivelar los terrenos en la zona llamada de Santa Cruz.
En una primera observación por expertos, se detectaron además restos de imbrex, fustes de columnas y estuco decorativo.
De la cerámica y otros cimientos y restos encontrados, se deduce que ya existía un edificio anterior, de los siglos I al II del que se reutilizarían partes para la villa de Santa Cruz de finales del siglo IV.
En la villa existe una compleja red de abastecimiento, almacenaje y evacuación del agua que se distribuye radialmente por galerías desde un pozo, que estuvo activo hasta el siglo V.
Sin embargo, lo más característico de esta villa son los mosaicos hallados en tres de sus estancias: Probablemente, durante la noche del 27 al 28 de diciembre de 2011, unos ladrones entraron en el yacimiento y con métodos rudimentarios extrajeron tres piezas del mosaico de la primera mitad del siglo V existentes en la estancia del oecus:[1]