[4] El matrimonio dio a los arquitectos la completa libertad de plantear una casa diseñada hasta el más mínimo detalle, por lo que garantizaron un presupuesto sin límites.
Los Gullichsen pidieron revisar la propuesta para que su diseño fuese más actual y comprometido con el siglo XX y la arquitectura moderna pero sin perder la conexión de la arquitectura con la identidad del país.
En los siguientes meses se ajustan ciertos detalles de la segunda propuesta, llegando a una propuesta final en abril de 1938 conocida como Proto-Mairea, en donde la separación entre la casa y la galería de arte quedó atrás y evolucionó a una idea espacial donde la pintura y la vida cotidiana se entrelazaban naturalmente.
El plan de la casa fue regulado por cuadrados, sin embargo, los arquitectos intentaron evitar un “ritmo artificial”, al igual que una lectura geométrica fácil en cuanto a la organización de la estructura.
La rodea una barandilla que recorre desde el principio hasta el final y termina en curva.
[7] El patio queda acotado por la forma de la planta y a su vez abierto por su emplazamiento en el bosque, siendo un elemento integrador hacia el espacio natural.
En el corazón de este espacio se ubica la piscina, marcando un límite virtual con lado oeste del terreno, la cual con su forma orgánica representa los lagos finlandeses; mientras que al otro lado se encuentra un hall creado por la cubierta vegetal y el muro de servicios prolongado hacia el exterior.
Por último encontramos el sauna, el cual está dispuesto para funcionar como límite con el lado norte.
Frente a estos, se encuentran ubicados los dos dormitorios de invitados, que dan hacia la terraza.
También hay críticos que han querido ver cierta cercanía al arte povera, sobre todo en la zona de la sauna, donde su carácter es más tradicional.
Se justifica de una manera clara por un respeto hacia la tradición del país, cuya principal materia en esta época era la madera.
La experimentación con la madera es fundamental dado que los clientes son empresarios madereros.
En varias paredes de la casa, se usa el ladrillo encalado en clara referencia a las culturas mediterráneas, contrastando con la madera de los techos, combinación que le da una calidez especial.
Con madera se revisten los techos y los cerramientos exteriores, armonizando así con el paisaje, además de permitir que la vegetación se ‘filtre‘en la composición de las fachadas.