Alberti indica que las villas campestres son una construcción muy importante para la cual se deben considerar toda una serie de condiciones antes de proceder a su edificación.
La elección del terreno (emplazamiento) debe basarse en la valoración de una zona geográfica ideal, con un clima templado, y bien conectada por un sistema viario con los centros habitados más vecinos; la zona debe ser rica en agua y sol, resguardada por la altura.
La actividad agrícola y ganadera debe asegurar un rendimiento constante a la villa.
Refiriendo la articulación interna de la villa, indica, por ejemplo, cómo los antiguos preferían colocar el pórtico hacia el Sur, de manera que se obtiene más calor en invierno y más frescor en verano, cuando el sol está respectivamente más bajo o más alto en su zenit y sus rayos por tanto pueden o no penetrar en el interior.
Se conservan los jardines de Villa Quaracchi, la residencia campestre que el rico mercader florentino Giovanni Ruccellai encargó a Alberti, además de otras obras en la ciudad.