Tuvo sus orígenes en marzo de 1942, por un decreto-ley que creaba la «medalla de la Vieja Guardia» a la que podían acogerse aquellos que habían sido militantes de alguno de los dos partidos fusionados mediante el Decreto de Unificación: Falange Española de las JONS y la Comunión Tradicionalista.
[1] Al frente de esta «Vieja Guardia» quedó un inspector nacional, que respondía ante el secretario general de FET y de las JONS.
[1] Dependiente orgánicamente del partido único, la organización mantuvo una cierta autonomía en seno del «Movimiento».
[2] Durante la dictadura franquista, al igual que ocurrió con la «Guardia de Franco» o la Confederación Nacional de Excombatientes, la Vieja Guardia mantuvo una posición inmovilista.
[3] Dejó de funcionar como tal a finales de la década de 1950, víctima de su escasa operatividad; según José Luis Rodríguez Jiménez, tras su desaparición una parte de sus miembros se integraría en organizaciones falangistas opuestas a la línea oficial.