Sin embargo el noviazgo no le hace ninguna gracia a Agustín ya que considera a Mauricio como un cazafortunas y, cuando este le pide la mano de Victoria para casarse, el médico le exige a la pareja que dejen de verse durante seis meses.
Victoria no acepta esta condición y la relación padre-hija se rompe hasta que, por intermedio de Fina, ambos deciden irse a Acapulco para tratar de limar asperezas y, luego, Agustín decide ceder pero le advierte a su hija que no irá a la boda.
Sin embargo, debido al largo tiempo transcurrido entre una y otra cinta, aunado a la poca experiencia de José Luis Ibáñez como realizador y guionista (no solo por el hecho de hacer una muy arriesgada y poco trabajada adaptación suya de la famosa novela de Henry James al México moderno, además de que el mismo Ibáñez admitiría —varios años después— que “yo no soy escritor, no tengo esa capacidad ni la he ejercido”), la misma obtuvo malas críticas y fue ignorada por el público, lo que hizo que se mantuviera en cartelera durante una semana.
Por otra parte, y luego de la realización de esta película, José Luis Ibáñez dirigiría la cinta Las cautivas (1972) para después terminar por retirarse definitivamente del mundo del cine para dedicarse al teatro.
El modista Gene Matouk, quien trabajó como vestuarista en varias películas del cine mexicano y también realizó acá un vestido de fiesta para Julissa, se interpreta a sí mismo en un par de escenas.