La avenida se construyó entre 1936 y 1950, convirtiéndose en el principal acceso a la plaza.
Otras propuestas urbanísticas presentaban un esquema cerrado de dos avenidas arqueadas hacia los lados en forma elíptica, con el Tíber y la plaza como extremos opuestos.
Entre los proponentes de una solución «abierta» se contaban arquitectos como Giovanni Battista Nolli y Cosimo Morelli.
Ambas tipologías, abierta y cerrada, fueron consideradas por la Santa Sede, pero finalmente se descartaron por razones de costo.
La idea de la tercera columnata fue abandonada, y la plaza permaneció sin remate e incompleta.
[9] A partir de la gran reconstrucción del Borgo en el siglo XV, la traza de la futura Via della Conciliazione estuvo ocupada por edificios residenciales, religiosos e históricos durante casi 500 años.
Para cumplir esta idea, Mussolini encargó el proyecto a los arquitectos fascistas Marcello Piacentini y Attilio Spaccarelli.
La gran calle encolumnada requirió la demolición de toda la «spina» del Borgo entre la basílica y el castillo.
Los obeliscos ayudan por otro lado a reducir el «efecto embudo» sobre las visuales de la basílica.
La idea de Mussolini no fue otra que transformar Roma en un monumento al fascismo.