[5] En París, como en todas las grandes ciudades, estaba prohibido satisfacer las necesidades naturales en la calle.
[cita requerida] Los vespasianos se extendieron de París a otras ciudades, con mejor o peor suerte.
Llegaron a Barcelona a finales del siglo xix, y, en un país convulso donde los atentados anarquistas eran frecuentes, los aseos públicos se convirtieron en un lugar propicio donde dejar una bomba y huir, lo que propició su retirada.
[8] Varios escritores, incluidos Roger Peyrefitte, Julien Green y Jean Genet, han mencionado el papel de las vespasianas en los escarceos homosexuales.
Julien Green describe crudamente sus aventuras sexuales con hombres jóvenes en estos urinarios en París, en su Full Journal 1919-1940, publicado en 2019.