La tradición cristiana sostiene que, cuando tenía 15 años, fue torturado y martirizado en Camerino durante las persecuciones de Decio.
Antes Venancio fue azotado, quemado con antorchas y colgado boca abajo sobre un fuego.
Una leyenda del siglo XI afirmaba que pudo escapar de Camerino y esconderse en Raiano, donde se erigió una iglesia en su honor.
Venancio sustituyó a San Ansovino como el patrón de la ciudad.
Fueron restituidas a Camerino en 1269 por orden del Papa Clemente IV, enemigo de Manfredo.