No obstante, en los últimos años ha sufrido un proceso de abandono y progresiva degradación al aplazarse repetidamente su rehabilitación.
[3] Debe su nombre al proceso de estirar las telas (tirar en catalán antiguo significaba 'estirar').
Desde entonces la pista española estuvo dominada por ciclistas insulares durante décadas, especialmente en la modalidad de medio fondo.
De esta primera época destacaron Simó Febrer Guixer y Miquel Bover Salom.
[9] Entre 1921 y 1925 Tirador fue clausurado por una sanción federativa, pero al reabrirse recuperó su liderazgo en el ciclismo en pista español sin problemas.
En estos años sus protagonistas más destacados fueron Josep Nicolau, Rafel Pou y Bartomeu Flaquer.
Durante la Guerra civil española Tirador estuvo prácticamente inactivo, pero no sufrió daños materiales.
Durante estos años el concurso de ciclistas extranjeros fue escaso, primero por la Segunda Guerra Mundial y después por el aislamiento diplomático del país.
Aquellos años surgieron nuevas pistas en Campos (1935), Tortosa (1943), Mataró (1948) y otras de singladura más breve, que acogieron pruebas de importancia y campeonatos oficiales con asiduidad, pero sin llegar a desplazar la pista palmesana como principal referente.
[13] Desde entonces sus propietarios, un Veloz Sport Balear en horas bajas, dedicó los terrenos a otros usos.
Los recursos judiciales presentados por los propietarios afectados y la tardanza en su resolución hicieron que la expropiación del velódromo se demorase hasta julio de 2015.
[23][24][25] Mientras tanto, el proyecto inicial de Sa Falca Verda para la zona había sido descartado.
Cuando se produjo la expropiación en 2015 el Ayuntamiento de Palma había sustituido el diseño inicial de Ribas Piera por otro que mantuviera la histórica instalación integrada en la futura zona verde, más el solar anejo del antiguo Canódromo Balear.
El nuevo diseño estuvo a cargo del estudio de la arquitecta Isabel Bennasar Félix y la zona verde fue bautizada como Bosque Urbano.
Los arcos de la tribuna fueron tapiados y el edificio dividido en dos pisos, para trasladar allí el local social del Veloz Sport Balear.
La excepción fue la visita de la italiana Alfonsina Strada, pionera del ciclismo femenino en su tiempo, que corrió en 1926.
Verbenas, conciertos y espectáculos fueron habituales, en especial durante el primer tercio del siglo XX.
La frustración de proyectos para su ampliación o sustitución (primero) y el relativo abandono (después) –en los años 50 ya se calificaba a la pista como envejecida– hicieron que se mantuviera casi inalterado desde su inauguración, salvo arreglos superficiales para mantenimiento básico.
[42][43][44][45][46][47][48] En 2018 se presentó un libro que recopilaba la historia del velódromo, desde los orígenes hasta la actualidad.
[46][49][50] Debido a su valor histórico, desde 2014 se sucedieron iniciativas para la catalogación del velódromo como inmueble protegido.