[1] La inoculación de la viruela, variolización o variolación, fue practicada originariamente en China y la India.[2] En los pueblos africanos se practicaba la inoculación, frotando el pus de un enfermo sobre una incisión realizada previamente a la persona que se quería proteger, unas veces en el dorso de la mano izquierda y otras en el pliegue del muslo o el codo.Turquía realizaba esta maniobra desde el siglo XVI, la cual alcanzó gran popularidad por la protección que brindaba a las esclavas caucásicas, famosas por su belleza, de las marcas que solía dejar la enfermedad, las que representaban un elemento de merma de su valor en el mercado.La variolación por inoculación debajo de la piel fue conocida en Europa, a principios del siglo XVIII, principalmente, por una comunicación del médico italiano Timoni e introducida, en 1717, por Lady Montagu, esposa del embajador británico en Constantinopla, quien hizo variolizar a sus hijos por un médico griego, y enfermó a los niños levemente, quienes se recuperaron con rapidez, por lo que la dama difundió la noticia entre numerosas familias de la nobleza; así se extendería el procedimiento en Inglaterra, donde se instalaron casas especiales para la variolación, en las que trabajaban especialistas.La extensión del método abarcó el continente y alcanzó un éxito rotundo en Francia.