El valle de Ferganá (en uzbeko: Farg‘ona vodiysi; en kirguís: Фергана өрөөнү; en tayiko: водии Фaрғонa; en ruso: Ферганская долина; en persa: وادی فرغانه) es una depresión intramontana de Asia Central, localizada entre la cordillera del Tien Shan al norte y las montañas Alai al sur.Dividido en tres repúblicas de la antigua Unión Soviética —hoy en Uzbekistán oriental, Tayikistán septentrional y Kirguistán meridional—, el valle es étnicamente diverso y a principios del siglo XXI fue escenario de varios conflictos étnicos.El territorio en gran parte sigue siendo musulmana, poblado por personas de las etnias uzbeka, tayika y kirguís, a menudo entremezcladas y que no coinciden con las fronteras modernas.El masivo cultivo del algodón, introducido por los soviéticos, sigue siendo fundamental para la economía, junto con una amplia variedad de granos, frutas y vegetales.Los arroyos y sus numerosos afluentes de montaña, no solo suministran agua para el riego, sino también llevan grandes cantidades de arena, que se depositan en sus cursos, sobre todo donde el Sir Daria se abre camino a través de la cresta Juyand-Ajar y forma el valle.La población corresponde al año 2014, datos de las respectivas agencias nacionales: (Kirguistán),[4] (Uzbekistán),[5] (Tayikistán, 2013)[6] Durante la mayor parte de su historia constituyó una sola unidad geográfica y política.Entre 105 y 102 a. C. el emperador Wu ordenó una expedición contra los habitantes del valle, de los 60 000 soldados chinos solo 10 000 sobrevivieron, sin embargo, sometieron con éxito a sus enemigos.El valle de Ferganá fue dominado por diversas civilizaciones a lo largo del tiempo, incluyendo el reino grecobactriano, los tocarios, los wusun, los hunos, los sasánidas, y estuvo bajo la influencia china, especialmente durante la dinastía Tang.Esta sucesión de dominios refleja la importancia estratégica y económica del valle en la región.La representación más llamativa y confiable del caballo de Ferganá es el pomo escita, ya que los escitas criaban estos caballos y los vendían en el valle de Ferganá.Esta división no respetaba la complejidad étnica (formada por uzbekos, kirguís y tayikos), y el gobierno soviético dejó la mayor parte del territorio en el lado uzbeko.Por ejemplo, en 1990 estalló la violencia en Osh y los ánimos solo se apaciguaron con los tanques soviéticos.Cabe destacar que la división artificial del valle de Ferganá ha provocado la división natural de los grupos étnicos,[10] que hasta esa fecha tenían como base económica los intercambios y las relaciones comerciales entre sí.La actual división no ha hecho más que provocar una inestabilidad latente en el corazón del valle que ha generado conflictos ya durante los últimos años de la URSS.[12] Los Estados se crearon sin tener en cuenta la diversidad étnica existente y hundieron por completo las actividades económicas autóctonas.Entre los posibles iniciadores del conflicto podrían encontrarse personas cercanas a Kurmanbek Bakíyev y bandas (Kirguís) o el Movimientos Islámico de Uzbekistán (MIU).Con la disolución de la Unión Soviética en 1991 (tal y como pasó en la Europa del Este con la religión católica), la religión vive su propio renacimiento y está más presente que nunca en la vida cotidiana.Con los problemas que se han sucedido en Chechenia y en Afganistán, este auge islamista constituye uno de los principales quebraderos de cabeza tanto para Rusia como para EE.Días después del cierre, guardias fronterizos kirguizos detuvieron a varios ciudadanos uzbekos, acusándoles de cruzar ilegalmente la frontera.
El valle de Ferganá en un mapa que muestra
Sakastán
hacia el 100 a. de C.
El remate ceremonial de bronce dorado, conocido como el Caballo de Fergana, data del siglo
IV
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I
a. C. un símbolo en forma de V de velocidad y victoria.