Según Amédée Thierry, historiador del siglo XIX, Víctor se había librado de la muerte y era oficial de la guardia imperial; llegando a Marsella cuando Maximiano visitó la ciudad.
[1] En Marsella, rehusó hacer sacrificios a los dioses paganos y fue llevado ante el prefecto Euticio, donde se proclamó cristiano.
Fue paseado atado por la ciudad y ante el juez, Asterio, volvió a proclamarse cristiano.
Días después, el 21 de julio, se negó nuevamente a hacer sacrificios y tiró el altar al suelo con el pie, que le fue amputado.
Los cristianos recuperaron los restos del cuerpo y lo escondieron a una gruta en un cerro de la ciudad, venerándolo como mártir.