Vía Ardeatina

Ardea, en tiempos de la Monarquía, era uno de los centros más importantes del sur del Lacio, gracias a su posición geográfica, que le permitía ser centro de intercambio y contacto entre comerciantes y mercaderes latinos, volscos y etruscos.

Ardea experimentó su mayor desarrollo en el siglo VII a. C. pero disminuyó entre los siglos III y II a. C., especialmente por la crisis económica que afectó a la región del Lacio, cuyos recursos se habían agotado durante el transcurso de las guerras púnicas y de las posteriores contiendas bélicas contra los samnitas.

En la Edad Media, la Vía Ardeatina permaneció en uso, pero las ciudades a las que conducía quedaron en mal estado, por lo que se construyó un lazareto al pie de la fortaleza de Ardea que albergaba a los leprosos expulsados de Roma.

En 1700 se fundó el Santuario de la Virgen del Amor Divino en el camino.

Fundada como una rama de la antigua Vía Apia, se origina en esta última a la altura de Porta Ardeatina y se extiende por varios kilómetros en el territorio del parque del mismo nombre.