La música está intencionadamente escrita para ser divertida, estando rociada libremente por una composición inoportunamente tosca, mecánica y monótona, junto con pasajes evidentemente diseñados para imitar los efectos de una notación imprecisa y una interpretación torpe.Sin embargo, esas técnicas fueron más tarde revisitadas por los primeros compositores del siglo XX, como Claude Debussy e Igor Stravinsky, quienes estaban buscando un nuevo lenguaje musical.En este contexto posterior, estas convenciones fueron vistas como nuevas técnicas legítimas en música seria.El nombre más aceptado y extendido en español, Una broma musical es una pobre interpretación del alemán original: como observa Fritz Spiegl, Spaß no connota de una forma clara la intención jocosa -- para la que la palabra alemana Scherz suele ser empleada.257, una polka de Johann Strauss II está asimismo (y más correctamente) traducida por Una broma musical.