Michell obtuvo una patente por su diseño en 1903 y la compañía Weymouth la fabricó durante años.
Como en una rueda hidráulica el agua entra en el borde de la turbina saliendo por el interior.
El agua actúa dos veces, pero casi toda la energía (aproximadamente el 70% de ella) se transmite en la primera pasada.
Este rotor funciona como una máquina de acción, donde la presión en el rodete se mantiene constante.
El sistema de regulación controla el flujo según la potencia deseada y el agua disponible.
Sin embargo es esencial que la altura y la velocidad de turbina estén armonizadas.
Particularmente con pequeñas centrales fluyentes, esta curva de eficiencia "plana" suele dar una producción anual superior a otras turbinas, al ser la hidrología de los ríos irregular en algunos meses.
Otra ventaja relacionada es que la turbina se limpia sola: el agua en su salida elimina los sedimentos depositados, reduciendo el mantenimiento aún más.
Además, evita ciclos de limpieza invirtiendo el flujo o variando la velocidad, lo que junto a las menores paradas por mantenimiento da una mayor utilización.