WV23

La tumba en sí es pequeña, de forma muy esquematizada y modesta en todos los sentidos.

Seguidamente hallamos la antecámara o cámara «del pozo» (E), que cumple con las funciones del típico pozo funerario pese a no existir tal estructura, y finalmente la cámara sepulcral o cripta (J).

Esto dio pie a pensar, y no sin razón, que quizás WV23 fuera en un principio destinada a Tutankamón, y que Ay la usurpó al ascender al trono.

La única estancia que llegó a ser pintada fue la cámara sepulcral, y en ella muchas escenas se han perdido.

No solo por el paso del tiempo han sufrido las pocas pinturas de WV23, sino también por la mano del hombre: las representaciones de Ay fueron destrozadas durante la antigüedad, debido a la persecución que sufrió tras su muerte.

El principal objeto que sacó a la luz fue el sarcófago de piedra, roto en varios fragmentos, y que en la actualidad vuelve a estar en la tumba, tras haber sufrido una profunda restauración.

Esta última expedición estuvo comandada por Otto Schaden, dirigido por la Universidad de Minnesota.