Por lo que se puede apreciar en el arte hindú previo al siglo XVI, la mayoría de los sables representados corresponderían a formas muy similares o iguales a las turcas y persas.
A partir de mediados del siglo XVII ya se puede encontrar al talwar en su forma definitiva y que a la postre poco o nada cambiaría hasta la actualidad.
Durante estos aproximadamente cien años el talwar desplazó al resto de armas de filo que durante largo tiempo habían permanecido en la cultura india.
Su hoja es triangular, con la parte roma en el contrafilo, más pesada y normalmente más blanda que el filo para asegurarse durabilidad y fuerza en el tajo.
La menor curvatura que otros sables orientales y su menor anchura y peso en el tercio de ataque, características que desarrollaron para especializarse otros sables, hace pensar que los talwar iban muy ligados a un tipo de esgrima concreto u oponentes con armas defensivas concretas.