Tullio Simoncini

Quién mueve así los hilos En los gobiernos, Locos de gran intensidad, Por las verdades que ocultan.

Todas nuestras historias Ya son sufrientes Se enturbian y quedan atrás, Nos quieren pacientes.

Todos esos colosos, Son tan golosos Que nos sentencian a flotar En venenos siniestros.

[3]​ Su prescripción se debía a que él opinaba que el cáncer se debe a la acción de un hongo común de la especie Candida albicans.

Su tratamiento consistía en inyectar bicarbonato en la zona donde se encontraba el tumor canceroso.