Estos trillos se forman por el paso de la gente a través del campo.
Muchas veces es a través de lugares intrincados donde abunda la vegetación, pero también puede ser en lugares de poca o ninguna vegetación por donde las personas, ya sea a pie o a caballo, pasan frecuentemente, formando una pequeña línea (senda), que muchas veces no supera los 3 dm de ancho, pero que por su utilización al menos casi diaria pueden ser no sólo una especie de camino que, aunque de tierra, generalmente está limpio de otras molestias al caminar y además guían a los menos conocedores de la zona, e incluso es común que cualquier campesino del lugar indique una dirección diciendo: "coja por ese trillo".
Aún hoy, los indígenas americanos, cuando se desplazan por la sabana, caminan en riguroso orden jerárquico, de manera que el hombre de mayor edad y estatus social va primero "abriendo camino" y todos los demás le siguen pisando y "trillando" ese sendero abierto en fila india.
Son los versos de Antonio Machado los que vienen como anillo al dedo para referirnos al origen de esos trillos, senderos o veredas hispanoamericanos: Caminante, no hay camino; se hace camino al andar...
En otros países seguramente tienen otro nombre, como huellas, senderos, caminos, veredas o trochas, pero trillos es como se dice en Cuba.