Las duras sanciones impuestas a Finlandia en este tratado han sido consideradas como antecedentes de la Guerra de Continuación, que se produjo aproximadamente un año después.
En este punto, el Gobierno soviético estaba dispuesto a moderar sus reclamos.
El protocolo anexo al Tratado estipula que la lucha debe terminar al mediodía, tiempo de Leningrado (11:00 hora finlandesa),[2] y la lucha continuó hasta ese momento.
Las tropas militares y civiles restantes fueron evacuados a toda prisa al interior de la nueva frontera.
Las demandas adicionales eran que todo el equipo y sus instalaciones en los territorios cedidos serían entregados.
Para bien o para mal, las duras condiciones de los finlandeses inclinaron a buscar el apoyo de los nazis, e hizo que muchos considerasen la venganza finlandesa como justificada.
Al final, esto podría haber sido una condición necesaria para la supervivencia de Finlandia en la Guerra Mundial.