Tratado de Fresno-Lavandera

A ellos se unieron, con acuerdo de los monarcas, los arzobispos de Toledo y Compostela y los obispos de Ciudad Rodrigo y Ávila, así como, por parte del rey de Castilla, Rodrigo Gutiérrez Girón y Tello Pérez de Meneses, y por parte del rey de León, Fernando Rodríguez de Castro el Castellano y Pedro Tabladelo.

La primera reunión, que se llevó a cabo para tratar de resolver los enfrentamientos entre ambos reyes, en la que se encontraban los participantes anteriormente mencionados actuando como mediadores, fue el 2 de febrero de 1183 en Paradinas de San Juan.

Tras las conversaciones mantenidas en esta primera reunión se decidió que la siguiente tendría lugar el 24 de abril de ese mismo año, pero tuvo que aplazarse y finalmente se celebró el 1 de junio de 1183 en la frontera entre Castilla y León, residiendo cada monarca en su propio reino.

En las conversaciones que mantuvieron los dos monarcas se llegó a un nuevo acuerdo, que fue confirmado bajo juramento y robustecido con el compromiso de los obispos de los reinos de obligar a cualquier infractor con su autoridad sagrada y con la del Papa a cumplir lo pactado, lo que dio lugar al Tratado de Fresno-Lavandera.

En este tratado de paz se fijaron las villas y lugares que pertenecerían a cada reino delimitando así, de nuevo, la frontera entre los mismos y ambos monarcas se comprometieron a respetar durante 10 años la frontera trazada en el tratado de Fresno-Lavandera, que serviría de base para una paz definitiva entre los dos reinos.