Tratado Anglo-Egipcio de 1936

Requería al Reino Unido que retirase todas sus tropas de Egipto, excepto las que fueran necesarias para proteger el canal de Suez y sus alrededores.

A pesar de las reformas que se llevaron a cabo, el movimiento terminó siendo suprimido por Inglaterra y Francia tras proclamarse como vencedoras de la guerra anglo-egipcia (1882)[5]​.

Con el auge del nacionalismo en las décadas siguientes, el partido Wafd apeló al secretario general de las Naciones Unidas para expresar la violencia que Egipto sufría por la ocupación británica, proponiendo como única solución un tratado que expusiera de forma clara las pautas a seguir en las relaciones anglo-egipcias[6]​.

Durante las negociaciones, la estrategia de Londres varió entre la amenaza, el regateo y la indiferencia.

Egipto fue declarado independiente el 15 de marzo de ese mismo año, aunque las negociaciones con Londres sobre los puntos contenidos en la declaración no finalizarían hasta década y media después[9]​.

El Gobierno fascista de Mussolini, que pretendía controlar tanto Libia como Etiopía en sus propios afanes expansionistas, podía suponer una grave amenaza para los intereses británicos.

El tratado no fue bienvenido por los nacionalistas tales como el Partido Árabe Socialista, quienes querían la independencia total de Egipto.

Además, "se pusieron en contacto con el alto comisariado británico, Sir Miles Lampson, enumerando los obstáculos que la ausencia de un tratado había supuesto al progreso de la nación egipcia"[8]​.

El Gobierno de su majestad en Reino Unido, reconociendo a Egipto como un Estado independiente y soberano, apoyará cualquier propuesta de admisión que el Gobierno egipcio pudiera presentar en las condiciones percibidas en el Art.

El gobernador general continuará ejerciendo, con el beneplácito de ambas partes firmantes, los poderes conferidos en los acuerdos mencionados.

Desde un primer momento los europeos identificaron que parte del triunfo de la propaganda palestina en Egipto se debía al marcado sentimiento anti-británico de las publicaciones.

En un informe de Lampson a Londres, afirmaba que "toda opinión educada y no educada en Egipto está convencida de que Gran Bretaña está cometiendo una gran injusticia hacia un país musulmán vecino" al apoyar la creación y consolidación del Estado de Israel[15]​.

Temiendo el estancamiento de las relaciones anglo-egipcias, Gran Bretaña dejó clara su posición: no se oponía a que Egipto se posicionara a favor de Palestina.

No obstante, al ser un momento en el que los británicos buscaban preservar un entorno amistoso, se reunió a los editores de los principales periódicos egipcios para advertirles de que todas las publicaciones sobre Palestina debían ser censuradas "aunque las historias que cuenten sean ciertas"[16]​.

A pesar de que la intención original del Imperio era hacerse con el territorio para sí, esto resultó imposible a causa de los conflictos por Fachoda mantenidos contra los franceses [18]​.

Pese a este acuerdo, el verdadero poder quedaba en manos británicas, y el tratado de 1936 favoreció expresamente el status quo.

No obstante, otros autores argumentan que, si bien es cierto que "el acuerdo confirmaba el mantenimiento del condominio de 1899", éste "dejaba entrever que iban a ser los propios sudaneses quienes, tarde o temprano, iban a solucionar por su propia cuenta el asunto de su soberanía"[19]​.

Palacio de Antoniadis (agosto de 1936). Lugar en el que se negociaron varios puntos del Tratado Anglo-Egpcio.
Estampilla / sello que conmemora la firma del Tratado Anglo-Egipcio.
Mapa del canal de Suez (1928).