Transrealismo poético

Según Sergio Badilla Castillo, el transrealismo poético o ucronismo se genera a partir de la transposición del tiempo, es decir, se fusionan las escenarios temporales en el corpus textual y se interrumpe, de este modo, la coherencia lineal entre pasado, presente y futuro y la realidad se transforma en una suerte de derivación o lazo intemporal con un trastiempo, donde se representan o ejecutan las imágenes y las acciones poéticas.

Sin embargo es posible que ese elemento material se exprese como elemento emplazado en el espacio inmaterial tomando como apoyo las teorías de Einstein y Planck, respecto a la conjunción espacio-tiempo.

Respecto del cuanto (quántum), Badilla Castillo, sostiene que el transrealismo poético considera que el mundo concreto de la experiencia aparente se disuelve entre la mezcla de transformaciones y conversiones subatómicas que enfrenta la materia permanentemente: El caos se encuentra en el meollo de la materia, es el elemento substancial y fortuito de las transformaciones del cosmos ante nuestra percepción singular y precaria de todos los días.

La mayor certidumbre como seres creativos y poéticos, de acuerdo al transrealismo, es que el universo impone sus cambios superiores en la capacidad perceptiva e imaginaria del cerebro, que éste asume como una realidad, subjetiva y plena de simbolismos y delirios.

La evidencia es un acto de chamanismo determinado por la circunstancias y la alteración del equilibrio tempo/espacial.