Todo ocurrió durante la celebración de un encuentro de la Football League Third Division, tercera categoría del fútbol inglés, entre el Bradford City y el Lincoln City.
Las investigaciones posteriores determinaron que la causa del incendio había sido un cigarro o una cerilla mal apagados, que junto con los restos de basura acumulados durante años bajo los asientos y la madera de las gradas produjeron un efecto devastador.
En tan sólo cuatro minutos el fuego se extendió por toda la grada provocando su caída.
A resultas del incendio y la consiguiente tragedia las autoridades británicas decidieron la aplicación de una nueva legislación que combatiera la inseguridad y los actos vandálicos en los recintos deportivos (especialmente tras la Tragedia de Heysel, sucedida dos semanas después y por la que la UEFA sancionó a los clubes ingleses sin poder disputar competiciones europeas durante varios años); aunque las medidas definitivas no se tomaron hasta que se produjo la Tragedia de Hillsborough en la que fallecieron 96 aficionados del Liverpool en el año 1989.
En los aledaños del estadio se instaló una escultura homenaje donada por la ciudad alemana de Hamm, hermanada con Bradford.