Se trató del mayor desastre natural en pérdidas humanas que ocurrió en la zona desde el gran terremoto de 1960.
[2][3] El deslizamiento provocó la muerte de diez personas y dejó heridas a otras tres.
Las víctimas fueron:[4] Excepto por Rubén Soto y la mujer no identificada, todas las demás víctimas eran de Puerto Montt, provenientes de sectores como Población Bellavista, Población Lintz y Alerce.
Algunos llevaban solo días como recolectores y varios eran padres de familia.
[7] La tragedia también provocó la suspensión de actividades sociales y artísticas que estaban programadas para esa semana.