Se trata de un tríptico pintado por ambas partes, pensado para la meditación ante su contemplación abierto, desde todos los ángulos y caras.
Se trata de un desnudo integral, algo extremadamente raro en el arte contemporáneo, y muy erótico.
En el panel derecho, el Demonio con alas de murciélago y rasgos animalescos, simboliza la Condenación, empujando con sus pies terminados en garras a los condenados al fuego y las fauces de la Boca del Infierno.
Por el otro lado, en el panel central Cristo en Majestad, coronado y con el orbe del Mundo, sobre un fondo dorado de Gloria, rodeado por cuatro ángeles músicos en cada esquina.
Bajo ella se lee inscrita sobre la pared una referencia a Cristo como Salvador del Mundo.