Tormenta geomagnética de enero de 1938
Los efectos de la tormenta fueron escasos, ya que entonces Europa y Norteamérica apenas tenían aparatos eléctricos.[3] En Europa se vio desde el norte del Reino Unido hasta los países de España, Portugal e Italia.[4] En América, se presenció en Canadá, los Estados Unidos y hasta la isla caribeña de las Bermudas.La Compañía Americana de Radio y Telégrafos indicó que las comunicaciones por el Atlántico habían quedado interrumpidas.[4] En Francia y Suiza la gente preguntaba a las autoridades si era "un fuego, una guerra o el fin del mundo".[4] En Bermudas muchas personas creían que un barco de carga masivo estaba en llamas en el mar demasiado lejos para verlo a simple vista.