Toma de Zaragoza por el ejército de Felipe II

También se pidió ayuda al principado de Cataluña y al Reino de Valencia[5]​ El rey rechazó los argumentos presentados, diciendo que el ejército no entraba a imponer una jurisdicción extranjera, sino a apoyar a las autoridades civiles y eclesiásticas de Aragón para que pudieran restablecer su autoridad y jurisdicción.[9]​ Algunos consistorios enviaron fuerzas a Zaragoza, pero fueron mucho menores de lo que se esperaba.La mayoría de las ciudades y universidades contestaron al Justicia con una carta conjunta diciéndole que no iban a resistir al rey para así proteger a los quebrantadores de sus propias leyes.Los catalanes trataron de interceder ante el rey para que no dejase entrar al ejército, pero sin éxito.[19]​ Al saberse la noticia en el campamento de Utebo, las tropas se dispersaron en todas las direcciones,[20]​ huyendo Antonio Pérez y sus principales partidarios a Bearn (Francia).