Tiene un pequeño apeadero con el mismo nombre debe a Tomás Santa Coloma, fallecido en 1923 y propietario de campos en la zona.
El viejo y abandonado Apeadero Tomas Santa Coloma se construyó en el siglo XIX para atender al Molino Bancalari que estaba en la Estancia San Miguel, del otro lado del Río Luján.
El molino tenía un trencito Decauville que iba de la estancia a la estación ferroviaria más cercana, que fue construida por el F.C.C.B.A especialmente para servir al molino.
En 1888 cuando el F.C.B.A.P extendió sus rieles hasta Buenos Aires, se encontró que la vía del Decauville era preexistente y por lo tanto deberían hacer algunas negociaciones para poder cruzarla.
Aún se ven hoy los muelles de carga.