El tocotín indígena era una fiesta que integraba varios elementos de expresión.
El tocotín novohispano se trataba de un baile dramatizado cuyo texto podía ser en español o náhuatl, o bien en una mezcla de ambas lenguas.
Los tocotines eran usuales en muchos eventos de la sociedad novohispana, como pastorelas o representaciones teatrales.
El tocotín, cuya época dorada se sitúa entre 1620 y 1700, incluía además a varios danzantes ataviados con suntuosos trajes prehispánicos, plumas y piedras preciosas.
Sor Juana Inés de la Cruz fue la autora que llevó a su máximo esplendor el tocotín literario, pues dos de sus autos sacramentales más conocidos y logrados —El divino Narciso y El cetro de José— presentan sendos pasajes con este recurso.