La estafa suele desarrollarse en lugares de tránsito donde una persona aborda a la víctima manifestando tener un billete de lotería premiado y que por alguna causa no puede cobrar.
El estafador ofrece a la víctima venderle el boleto por menos dinero del que corresponde al premio.
[1] Normalmente alegará motivos convincentes para explicar su imposibilidad de cobrar el premio.
Para dar mayor credibilidad al timo, irrumpirá un segundo estafador (gancho) que suele afirmar la autenticidad del premio exhibiendo un listado de boletos premiados en un periódico o comprobando el número en el teléfono móvil.
[2] Cuando la víctima compra el boleto premiado y va a cobrarlo a la ventanilla de la administración de lotería comprueba que el billete de lotería es falso, o no está premiado.