El tiranicidio es una palabra que significa darle muerte al tirano, es decir, al gobernante o dirigente que ha dejado su rol de líder y protector de sus gobernados y que se ha convertido en déspota o criminal.
Por ejemplo, se usa para designar como «tiranicidas» a Aristogitón y Harmodio, considerados como dos héroes y tratados como mártires de la libertad tras el derrocamiento de Hipias.
Su teorización en la época posterior incluye su debate en la escolástica medieval (Tomás de Aquino) y moderna (Padre Mariana), siendo posiblemente uno de los precedentes intelectuales de las revoluciones burguesas inspiradas en el liberalismo clásico, al permitir moralmente el derecho de rebelión contra un poder opresivo, e incluso el regicidio o muerte del rey, en particular por la Revolución francesa.
El tiranicidio es un concepto que sirve para la justificación moral de ciertos actos que jurídicamente se conocen como magnicidio, el asesinato de un gobernante o figura notable.
Moral y tácticamente el tiranicidio significa que al herir al déspota, y solamente a él, no se sacrifican inocentes, sustituyendo a la revolución y a la guerra civil (ver: asesinato selectivo).