Una tipología debe satisfacer dos exigencias suplementarias: la exhaustividad y la exclusividad de los tipos.
El primero y más abstracto (tipos ideales), de tradición weberiana, consiste en construir "casos típicos", es decir, nociones abstractas que permitan dar cuenta de fenómenos reales.
Para Max Weber los tipos ideales son "formas puras", revelan la unidad coherente de una adecuación significativa tan completa como posible de estructuras mentales con formas sociales "absolutamente ideales".
[1] Son utopías que se obtienen acentuando, a través del pensamiento, elementos determinados de la realidad.
Es en la combinación de estas dimensiones que se deducen los tipos ideales.