Se trata de un producto alimentario tradicional protegido con los nombres de tigella modenses, tigèla modenese, crescentina modenese y cherscènta modenses.
El término crescentina se usa comúnmente en Bolonia para aludir a los ñoquis fritos.
Los discos de terracota en los que se cocinaban originalmente los crescenti se llaman tigelle y por este motivo hoy, en las zonas de llanura y en el resto de Italia, se alude a las crescentine con el nombre más popular de tigelle, aunque (según puristas) el único nombre correcto es crescentina, tanto por origen como por etimología.
En la actualidad la cocción suele ser mucho más rápida, colocando los discos de masa entre dos láminas de material refractario o metal, en una máquina especialmente diseñada para este propósito, alimentada con gas o electricidad.
Las crescentine cocidas se consumen tradicionalmente cortándolas por la mitad y rellenándolas con un pesto hecho de trozos de manteca de cerdo, ajo y romero (conocido localmente como cunza di Modena, el mismo utilizado para la elaboración del borlengo y el Parmigiano Reggiano).