Durante la primera mitad del siglo XIX, la voz coloquial para designar a un costarricense era "costarrica" (en plural, "los costarricas"), adjetivación gentilicia del nombre del país, Costa Rica.
En particular, los costarricenses se referían a sus compatriotas hablando de los hermaniticos, que era una forma afectuosa de los hermanitos.
Aunque en el español estándar existe, de manera facultativa, el sufijo -ic- para los diminutivos reduplicados o como sufijo diminutivo para las raíces terminadas en /-t/ (como pato), en el habla costarricense se utiliza también como cariñativo, es decir, como un morfema que denota valor afectivo.
El apodo se generalizó e incluso dio origen al topónimo Tiquicia, con el que los costarricenses designan coloquialmente a su país.
El uso del diminutivo -ic- no es exclusivo de Costa Rica: también es utilizado en regiones de República Dominicana, Colombia, El Salvador, Cuba, Venezuela y en la misma España, sobre todo en Aragón, donde es el diminutivo característico, y en Navarra, Murcia y Andalucía.